Nada de nada

Se estaba empezando a hartar de la partida.
Aunque le encantaba jugar al póker y se lo debía al casino, la partida se prolongaba demasiado tiempo.
Llebaban dos horas sentados en las mismas sillas, sin descanso, como el cabrón del tejano había "pedido fervorosamente", o al menos así se lo comunicó Jeffrey Benjamin, el gerente de la sala, quien contactó con él dos semanas antes de aquella noche.

Seis meses atrás un matón del propio gerente se puso en contacto (por medio de la web de foros que había creado), para que se cargase a un ruso que tenía una suma enorme en sus marcadores des de hacía cuatro meses y que al parecer podía subsanar perfectamente. ¡Qué el matón no se podía llenar las manos de sangre! Vaya con las subcontratas ¡hasta este mercado habían llegado!.

Se le ofreció una cantidad, el pidió otra, y el casino cedió, a cambio de un favor cualquiera y cuando fuera. Él aceptó de buen gusto.

Había llevado a cabo a la perfección el asesinato y el robo del maletín que llevaba con él y con el que podría pagar la deuda.

El cobro del favor llegó al mes de la partida, por manos del propio gerente, que sólo le pidió que perdiera todo el dinero, para que los otros jugadores lo ganaran y posteriormente lo gastaran en el casino (de eso ya se encargarían los que se tuvieran que encargar).

Así que siguiendo con la tónica que estaba llevando durante toda la partida, miró las cartas en el último instante, apostó 3.000 dólares, sabíendo que los iba a perder, y se acomodó en el mullido sofá en el que jugaban.


N. del A. Amb la història del jugador hindú, dono per acabada la sèrie de croniques mai narrades sobre la partida de póker que es va dur a terme a la sala reservada Luxor. A partir d'ara, seguiran els posts normals a mercé d'alguna anada de l'olla de l'animal que us escriu.